Psicoterapia Familiar

Los seres humanos junto con los demás mamíferos del planeta estamos dotados de emociones, sentimos tristeza cuando perdemos el vínculo con un ser querido y felicidad cuando compartimos tiempo con la persona amada y es a partir de nuestras primeras vivencias que experimentamos esos y todo un abanico de sentimientos, no es para menos que la familia sea llamada la base de la sociedad.

En ella aprendemos a expresar nuestros sentimientos y a solicitar cuidados que satisfagan nuestras necesidades básicas, como la alimentación, el abrigo, y las emocionales. La forma en la que nuestros padres nos atienden, si es que lo hacen, influye en nuestras expectativas y formas de aproximarnos a los otros. Esto se refleja en la común expresión “malcriado”, es decir, se adjudica el comportamiento de los niños y adolescentes a la crianza recibida por sus cuidadores primarios.

Cuando los cuidadores saben regularse emocionalmente es más probable que estos puedan ofrecer a sus hijos un ambiente en el cual puedan expresar sus preocupaciones y miedos sin ser recriminados, por el contrario, si los padres manejan niveles de estrés muy elevados y no saben regularlo pueden sobre reaccionar a las solicitudes del niño o de la niña y provocar miedo y angustia generando dificultades en la comunicación y limitando la expresión del menor.

En otras ocasiones, sobre todo en la actualidad, muchos padres y madres trabajan, los niños suelen quedar al cuidado de niñeras o en guarderías por largos periodos de tiempo, suponiendo en algunas circunstancias falta de contacto emocional entre ellos, en estos casos los niños pueden presentar dificultades para conectar con sus padres y viceversa.

Aunque se haya generalizado la creencia de que el pasado no determina el presente, en muchos casos acertada, no podemos escapar de nuestra evolución, las relaciones que tenemos en nuestra infancia con nuestros cuidadores primarios influyen en nuestras relaciones adultas y aunque queramos llevar vidas solitarias necesitamos de los otros para sobrevivir.

Todas las familias y sus diferentes tipos pueden llevar un proceso psicoterapéutico para fortalecer el vínculo entre sí y favorecer un desarrollo que sea óptimo para todos y todas.

¿Cuándo es un buen momento para asistir a terapia familiar?


*Las sesiones son de una hora y media cada semana o cada quince días dependiendo de los/as clientes.

«En todas las culturas, la familia marca a sus miembros con la individualidad. La experiencia humana de identidad tiene dos elementos; un sentido de pertenencia y una sensación de estar separado. El laboratorio en el que se mezclan y dispensan estos ingredientes es la familia, la matriz de la identidad » – Salvador Minuchin